México D.F. septiembre de 2009
¡Desarme ahora! Trabajemos por la paz y el desarrollo
Fue la exhortación para la 62ª conferencia anual DIP/ONG, convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Lideres de ONG´s a nivel mundial nos reunimos del 9 al 11 de septiembre en la Secretaría de Relaciones Exteriores y lugares vecinos para abordar este tema, no pretendo hacer un resumen, ni siquiera una síntesis de los temas y talleres que se abordaron, para esto pueden consultar la siguiente dirección en internet: http://www.un.org/dpi/ngosection/conference/
Lo que intento aquí es compartir una brevísima reflexión que me vino como conclusión ante esta conferencia y ante la realidad que hoy nos está tocando vivir, construir, enfrentar y asumir.
Comenzaré por decir que me sorprendió y motivó ver que muchas de las ONG´s son y tienen raíces religiosas, lo que para mi quiere decir que nuestras experiencias de Dios se concretizan en la vida, pudimos en los pasillos (entre el cafecito y los panecillos) y en otros espacios, compartir con otras congregaciones religiosas y otras asociaciones nuestras inquietudes, esperanzas y retos.
Las conferencias, las reflexiones y experiencias compartidas de líderes que trabajan por la paz, la no violencia y la dignidad humana, son signos de vida y esperanza, pero…, el asunto es que por más motivadoras y excelentes que sean las conferencias la realidad muestra otra cosa: luchas y guerras de poder, miedo a ser vencido o/y a reconocer la debilidad, más compra de armamento de forma legal, más violencia con armas nucleares y no nucleares…más víctimas civiles…más hambre porque quienes prestan dinero prefieren prestar para que los gobiernos compren armas y no alimentos, más muerte, ¡en fin!, la lista es larga.
Ante este panorama un tanto desalentador y tratando de encontrar luces en medio de estas oscuridades, he tenido la posibilidad de ver más allá de lo evidente, algo así como la pisca de sal en la comida.
Tal vez las ONG’s tienen un papel importante y de cierta incidencia en los gobiernos, pero no tienen la última palabra y muchas veces ni siquiera eso. Tal vez se den logros significativos en la lucha por un mundo de desarme y de paz, hay personas que han ganado premios nobel de la paz por su arduo trabajo, y hay personas que sin que nadie diga nada de ellas trabajan día a día por ser agentes de paz y de reconciliación en lo sencillo, en lo cotidiano. Nadie les da premio alguno, pero su convicción de vivir y generar una cultura de la no violencia los mantiene en pie de lucha.
Aquí entra mi conclusión posible, realizable y la más probable de que se pueda llevar a cabo hoy. Seguramente la conclusión de much@s de l@s que estuvimos en esta conferencia. Se trata de que el desarme empiece conmigo misma, es decir, reconocer primero cuales son mis armas, ver con qué, de qué y de quiénes me quiero defender; y qué, con qué y a quiénes quiero atacar. Se trata de descubrir y aceptar con sinceridad cuáles son mis violencias, qué es aquello que me genera guerra interna-externa, y por ende, guerra y violencia con las demás personas, con las cosas, con el cosmos, con Dios mismo. Necesito darme cuenta de cómo lo manifiesto y cuáles son sus consecuencias para así empezar a transformarla en vida.
Creo que aquí viene la frase que anda circulando entre varias de mis amistades, y en muchas partes de nuestro mundo. “Piensa globalmente, actúa localmente”, y yo añadiría: “comenzando personalmente”.
Es en lo personal donde abrimos la puerta a la incidencia global, pues sabemos que lo que me afecta a mi afecta a todo el cosmos y lo que te afecta a ti que estas leyendo en este momento, le afecta al cosmos. Si vivo en actitud violenta y de ataque, eso mismo recibo como consecuencia. En cambio si mi manera de ser y de estar en la vida es de paz, compasión y demás actitudes generadoras de vida, eso mismo recibo.
Me siento invitada a ser agente de la no violencia, aún cuando la violencia me acose y en algunos casos me ataque, pues responder sin violencia ante la violencia rompe la cadena de violencia. No quiero indagar más sobre el tema de la violencia y la no violencia debido a su complejidad, pero si quiero terminar esta breve reflexión deseando a ustedes la paz, y pidiéndoles su ayuda para poder reconocer y tratar de evitar, en la medida de lo posible, mis violencias, ofreciendo a ustedes mis posibilidades de ser y estar unida a ustedes para generar junt@s una cultura de paz donde la no violencia sea el medio efectivo que nos lleve a la paz.
Ana Cristina López, hsjl
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